viernes, 29 de abril de 2011

jueves, 10 de marzo de 2011

martes, 2 de junio de 2009

La música desarrolla el cerebro de los niños pequeños

La música mejora las capacidades cognitivas de los niños, según un estudio que publica la revista Brain. El estudio fue desarrollado por psicólogos de la Universidad McMaster de Canadá, que compararon los efectos del aprendizaje de la música sobre la sensibilidad de los niños y sobre su capacidad de memorización.
Los investigadores hicieron un seguimiento de dos años a dos grupos de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los seis años. El primer grupo recibió durante un año enseñanzas musicales extraescolares según el método Suzuki, mientras que el segundo grupo no recibió enseñanza musical alguna. El método Suzuki, ideado por un violinista japonés que es además filósofo y pedagogo, permite a los niños, aunque sean muy pequeños, aprender música e incluso tocar un instrumento. Basado en el principio del lenguaje maternal, el método Suzuki enseña música mediante el juego e implica a los niños a escuchar cada día alguna melodía. Respetando el ritmo de asimilación del niño, este método le permite descubrir, experimentar y desarrollar su sensibilidad musical. Cuatro chequeos Durante el año que duró el experimento, los investigadores chequearon a los niños cuatro veces. El chequeo consistía en medir la actividad de su cerebro a través de la técnica conocida como magnetoencefalografía, mientras los niños escuchaban dos tipos de música: una procedente de un violín y otra de una algazara. Los niños completaron un test musical en el cual se les pedía distinguir entre armonías, ritmos y melodías, y una prueba de memoria en la cual tenían que escuchar series de números, recordarlas, y luego repetirlas. Con este sistema, fue posible apreciar mejor la forma en que los niños captan, perciben e integran los sonidos musicales, así como los cambios inducidos por la actividad musical sobre el córtex cerebral. Además, después de la primera y la última sesión los investigadores evaluaron la capacidad de memorización de los niños, así como de fijarse en los armónicos, los ritmos y las melodías. Los resultados del experimento fueron diferentes para los dos grupos de niños. Los que habían seguido el método Suzuki mostraron una mayor sensibilidad hacia la melodía emanada de un instrumento como el violón, lo que según los psicólogos significa una maduración acelerada del córtex cerebral. Además, estos niños alcanzaron una capacidad de memorización más importante que los del segundo grupo, incluso desde la primera evaluación, ocurrida a los cuatro meses de iniciado el experimento. Otras habilidades La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual. Según los investigadores, liderados por Laurel Trainor, profesora de Psicología, Neurociencia y Conducta de la McMaster University en Hamilton, Canadá, es la primera vez que un estudio muestra las respuestas del cerebro pueden evolucionar de manera diferente en el transcurso de un año, según los niños hayan sido formados o no en el conocimiento y la experiencia musical. Estos cambios tienen una relación directa con las mejores habilidades cognitivas constatadas en los niños que practican la música, lo que constituye una evidencia de que el aprendizaje musical tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños, lo que indica la conveniencia de que la música debería formar parte de la enseñanza maternal y primaria.
Aunque estudios anteriores habían demostrado ya que los niños mayores que recibían clases de música experimentaban más mejoras en su coeficiente intelectual (CI) que los que iban a clases de teatro, este es el primer estudio que identifica estos efectos en mediciones cerebrales de niños más pequeños.

martes, 19 de mayo de 2009

Influencia de la musica en el cerebro

Esta investigacion han descubierto los posibles efectos que puede tener escuchar y estudiar musica en el cerebro humano.



Investigadores estadounidenses y belgas, dirigidos por Petr Janata, del Centro de Neurociencia Cognitiva de Dartmouth, New Hampshire, descubrieron que estas zonas del cerebro humano se activan ante las diversas tonalidades musicales. Estos resultados arrojan por primera vez datos sobre las regiones del cerebro que procesan la música, sus tonos, los sonidos armónicos y su influencia en los sentimientos. "Nuestros resultados proveen fundamentos para explicar la relación entre la música, las emociones y el cerebro", afirmó Janata.



Los investigadores pidieron a ocho personas con formación musical identificar los tonos y armonías de diversas piezas de música del oeste interpretadas en vivo, incluida una con los 24 tonos musicales mayores y menores. Al observar los cerebros mediante imágenes obtenidas con resonancia magnética funcional, identificaron que la corteza prefrontal rostromedia (ubicada detrás y en el centro de la frente) se activa con las melodías.



"En esta región del cerebro, que también interviene en la asimilación de cierta información emocional, es donde se percibe la música", dijo Janata. A partir de la mezcla de diversos tonos musicales integraron un patrón geométrico de la actividad cerebral y describieron con precisión las áreas estimuladas. "La zona cerebral mostró diferentes niveles de activación de acuerdo con el tono y ritmo", señalan los investigadores en el artículo.



"Las neuronas tuvieron un funcionamiento dinámico en las áreas corticales (superficiales), lo cual indica que la respuesta cambia en función del tipo de música que se percibe".



El estudio establece también que la armonía musical se mantiene en esta región que conecta al lóbulo temporal cerebral y está relacionada con el procesamiento básico del sonido y la memoria de los diversos tonos. "La música se percibe en circuitos cerebrales independientes a otro tipo de sonidos", señaló Robert Zatorre, de la Universidad McGill, en Montreal.



"Janata descubrió que hay asimetría en los hemisferios al activarse el lado derecho del cerebro cuando se procesa la entonación, mientras que en la parte frontal se activa la sensibilidad a los tonos". "Si bien la música es un estímulo importante, no es indispensable para la supervivencia humana, aunque nos muramos de ganas por escucharla", dijo Janata. "La investigación nos ayuda a entender un poco más el porqué la necesitamos".



Esta área de las neurociencias ha llamado la atención de científicos y empresarios de la música, ya que permite entender la percepción de las escalas musicales, armonías, tonos, y su efecto en las emociones.

martes, 31 de marzo de 2009

La música protege las funciones cerebrales

Estudios realizados en diversas universidades demostrarían la influencia que tienen las artes para aumentar la Capacidad de Reserva Cerebral (CRC), que suele verse afectada por las enfermedades cerebrales neurodegenerativas como la esquizofrenia y el Alzheimer.

A mayor CRC más grave debe ser la patología para dañar el funcionamiento del cerebro y poder detectar los síntomas de la enfermedad. La hipótesis con la que se han desarrollado estos estudios sostiene que cuando se trabaja en las artes, el cerebro desarrolla nuevas funciones y las neuronas, nuevas conexiones que se verán protegidas a la hora de una afección neurodegenerativa. Veamos a continuación cómo influye la música en el desarrollo de la CRC.


La música y la CRC:

Técnicas neuroradiológicas demuestran que en músicos los diferentes componentes de la música tienen una capacidad anatómica funcional característica y más bien única, en el sentido - por ejemplo – que los aspectos de la memoria para recordar los aspectos de la música y la memoria para recordar otras características como melodía y el ritmo están siendo efectuadas en el cerebro por diferentes y algunas veces exclusivas vías neurales cerebrales. Estas vías neuronales musicales son diferentes de las otras vías neuronales que usamos para recordar nombres, rostros familiares, para el sentido de orientación y dirección y también para el conocimiento enciclopédico o semántico.

Por otra parte y tan importante como lo anterior es el estudio clínico de compositores y músicos que han sufrido daño cerebral. Estos artistas al desarrollar vías neuronales específicas que están más bien inmunes a los efectos del daño cerebral mientras que otras vías cerebrales que usamos día a día en actividades mundanas, como hablar, leer, escribir, están altamente afectadas.


Maurice Ravel, uno de los músicos influyente del Siglo XX, sufrió una forma de demencia progresiva. Tanto en la enfermedad de Ravel como en muchos casos estudiados en centros neurológicos, esta enfermedad tiende a dañar inicialmente el hemisferio izquierdo, el dominante, dejando menos afectado hasta ya avanzado el proceso el hemisferio cerebral derecho.

Cuando neurólogos y biógrafos iniciaron el estudio de Ravel, ellos determinaron que los síntomas iniciales de la enfermedad fueron detectados en 1927, cuando el compositor tenía 52 años, que es también una de las características del comienzo de esta forma de demencia. Y fue dos años más tarde, en momentos en que la enfermedad había evolucionado más cuando compuso Bolero, tres o cuatro años antes que compusiera sus obras de piano como el Concierto para la Mano Izquierda y el concierto en Sol Mayor.


Hay suficiente evidencia en la literatura neurológica, que indica que al tiempo en que él compuso el Concierto para la Mano Izquierda, es muy posible que su hemisferio derecho no estuviera todavía tan afectado por la enfermedad como su hemisferio izquierdo. En otras palabras, Maurice Ravel habría compuesto el Concierto para La Mano Izquierda preferentemente por la acción del hemisferio no comprometido.


Maurice Ravel a pesar de haber tenido una enorme dificultad con la coordinación de los movimientos finos de sus manos, su incapacidad para leer y escribir y su dificultad para encontrar palabras para poder expresarse, él era capaz de dictar música, de entonar e incluso tocar de oído algunos de sus sones y compases favoritos. Del mismo modo fue capaz de reconocer el ritmo y el tono del trabajo musical que él había compuesto anteriormente, por lo tanto podemos especular que la degeneración cerebral que afecto a este brillante músico, a pesar de haber destruido progresivamente áreas cerebrales, respeto sus funciones musicales auditivas, dejando indemne hasta el final la memoria para distintos aspectos de su música, su sentido de musicalidad y su pensamiento musical.

Publicaciones más o menos recientes en relación a músicos con enfermedad de Alzheimer sugieren similares mecanismos. En casos de pacientes con enfermedad que varían desde leves hasta severos, las capacidades musicales de aquellos pacientes son respetadas por el proceso patológico.

domingo, 8 de marzo de 2009

Más sobre música

A continuación presentaré una recopilación de estudios y descubrimientos hechos sobre la música, que demuestran que no es solo entretenimiento:


  • Mozart hace efecto sobre la epilepsia:
Científicos del Royal College of Physician descubrieron que la música, particularmente la de Mozart, puede tener efectos curativos para la epilepsia. Las investigaciones mostraron que pequeños trozos de la sonata K448 de Mozart disminuyen las posibilidades de ataques epilépticos. Actualmente se realizan más investigaciones para descubrir el efecto curativo de estas melodías.


  • Música para ordeñar:
Psicólogos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, creen que los ganaderos podrán obtener algunos litros extras de leche tocando música clásica o melodías suaves en los tambos. Los científicos pusieron música de diferente ritmo y tempoa un grupo de mil vacas Holando y encontraron que la producción de leche aumentó en un promedio del 3% (0,73 lts.) por animal, cuando las vacas eran expuestas a música suave. Dicho cambio no se produjo durante la música media y rápida.

La Sinfonía Pastoral de Beethoven fue uno de los mayores éxitos en productividad lechera.

  • Música para torturar:
Los musicoterapeutas han descubierto que la música que tiene más de 80 beats por minuto, es decir, cuyo ritmo va más rápido que el latido del corazón, acelera el pulso y genera estrés. Lo mismo sucede cuando se aumenta el volumen y la complejidad. No es de extrañar que en la prisión de Guantánamo, los soldados estadounidenses utilicen música de Metallica, Britney Spears y hasta Plaza Sésamo a altísimos decibeles para torturar a sus prisioneros.


  • Estimulando el crecimiento de plantas y caracoles:
Una investigación realizada en Santiago de Chile por la licenciada en Ciencias Ambientales Marcela Marchat y el profesor especializado en músico-terapia Ramón Robles, revelo que la música acelera el crecimiento y desarrollo de caracoles y plantas.

El Planetario de la Universidad de Santiago precisó, en un comunicado, que los dos científicos demostraron, tras 48 meses de investigación, que los caracoles expuestos a la música registraron un 18 por ciento más de peso y mayor locomoción que los no sometidos al experimento.

Las plantas que estuvieron en observación por 56 meses experimentaron un 25 por ciento más de crecimiento y mostraron una mayor cantidad de yemas foliares y florales, además de hojas más brillantes, en comparación con las no expuestas a la música.

En el comunicado se destaca, además, que la investigadora Dorothy Retallack, de la Universidad de Denver, expuso a un grupo de plantas a música clásica, las que crecieron en dirección al altavoz entre 35 y 60 grados. Las otras expuestas al rock y situadas al lado del altavoz eran más débiles y tenían menos raíces.


  • Música para los enfermos:

Un equipo médico del Hospital Westminster de Londres, ha llegado a la conclusión de que los pacientes que asisten a conciertos de música en directo necesitan menos fármacos y se recuperan con mayor rapidez que el resto de los enfermos. Además, los investigadores han medido los efectos fisiológicos de la música y han observado que reduce la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y el nivel de las hormonas relacionadas con el estrés.

martes, 24 de febrero de 2009

Algo que no sabíamos de la música




La música está con nosotros en todos los instantes de la vida, a todos nos gusta y muchos no podemos vivir sin ella. Sabemos que acompaña y alegra muchos de nuestros momentos, pero ¿tenemos conocimiento de lo bueno que puede hacer por nuestros cerebros y, en consecuencia, por nosotros?


Creo que la respuesta es negativa, pues el estudio de la música a nivel científico es un campo desconocido para mucha gente. Habrá quienes crean que por ser identificada como un arte, es una materia simple y su estudio se limita a componer o a tocar instrumentos. Pero la música, estudiada desde la ciencia, es muy compleja y para ser estudiada implica conocer otras disciplinas, que en ocasiones tienen una relación directa y evidente con ella -como la estética, la física acústica y la organología- y en otras, la relación más latente pero igual de importante, como la psicología, la historia y la etnología.


Afortunadamente existe una ciencia llamada Musicología, que teoriza este bello arte y se ha encargado de hallar los beneficios que nos ofrece.


Historia de la Musicología

Aunque parezca, la Musicología no es una ciencia nueva: sus inicios se dan en la antigua Grecia, con los Pitagóricos, quienes entendían la música como una ciencia y tenían una teoría llamada “armonía de las esferas”, la cual afirmaba que la creación del universo se basaba en las proporciones musicales y que los cuerpos celestes producían sonidos que, al combinarse, generaban esta música.


Siglos más tarde, Johannes Kepler proclamó en su obra Harmonices Mundi que los planetas al girar producían sonidos y que entre más rápido fuera el movimiento, más agudo era el sonido que producían. A finales del 2004 un satélite de la Nasa descubrió que la atmósfera del Sol produce ondas ultrasónicas, 300 veces más graves que los tonos que el oído humano puede escuchar; y así se ha confirmado, de cierta forma, la teoría de la “música de las esferas”.


Platón y Aristóteles también dedicaron parte de sus obras al estudio de la música. El primero planteaba en su obra La República que la música es la parte principal de la educación, pues consigue que la gracia y lo bello entren en el alma del joven y lo capacita para advertir “con la mayor exactitud lo que haya de imperfecto en las obras de la naturaleza y el arte”, y por la misma razón, el educado en la música alabará “con entusiasmo la belleza que observe, le dará entrada en su alma, se alimentará con ella, y se formará por este medio en la virtud”.


Aristóteles dedica en su obra Política parte de los libros VII y VIII a mostrar los principios generales, las etapas y la importancia de la educación para el Estado. Hace énfasis en la necesidad de estudiar música pues es, para él, sumamente influyente en la formación del carácter en la juventud.


A pesar de la importancia que la música siempre ha tenido en las sociedades, no fue hasta 1863 que se estableció una ciencia para estudiarla. El responsable de esto fue el alemán Friedrich Chrysander, quien llamó Muskwissenschaft a la ciencia o conocimiento de la música.


Hacia 1991, el musicólogo francés Jaques Chailley, la definió en su Compendio de Musicología como “la ciencia que permite ir más allá que los que nos han precedido en el “conocimiento” de la música y su historia”.


Aportes de la musicología

Desde su afianzamiento como ciencia, la musicología ha realizado numerosos estudios y descubrimientos, que demuestran que la música no es solo entretenimiento. Muchas investigaciones han comprobado sus aportes en la salud, el desarrollo cerebral y el bienestar emocional de quienes la escuchan con frecuencia y, sobre todo, de quienes la estudian, por ejemplo:


  • Christo Pantev, de la Universidad de Münster, en Alemania, encontró que cuando un músico escucha una pieza para piano, las regiones auditivas de su hemisferio izquierdo responden 25 por ciento más que las de un clérigo. Peter Schneider, de la Universidad de Heidelberg, también en Alemania, reportó en 2002 que el volumen de la corteza auditiva de los músicos es 130 por ciento más grande.


  • Según una investigación publicada en 2006 en la revista Journal of Advanced Nursing, escuchar música puede reducir el dolor crónico hasta un 21 por ciento, y la depresión hasta un 25 por ciento.


  • Un estudio llevado a cabo conjuntamente por la Universidad estadounidense Case Western Reserve y el Hospital General Buddhist Tzu-Chi de Taiwán, arrojó como resultados que escuchar música suave 45 minutos antes de irse a dormir es un buen antídoto contra el insomnio, mejora la calidad del sueño y lo prolonga, especialmente en personas mayores. Y si se trata de estimular el cerebro, las últimas investigaciones indican que cantar mejora la codificación de información y activa las redes neuronales, potenciando la memoria.


Sólo me queda decir: ¡oigamos más música!